Ejercicio Físico contra la Obesidad y el Sobrepeso
La llaman 'La epidemia del siglo XXI'. Los datos son alarmantes: El número de personas obesas en nuestro país se ha duplicado en los últimos 25 años. Un 40% de los niños españoles tiene sobrepeso.
El problema del sobrepeso y la obesidad es considerado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) un problema de Salud Pública mundial (UNICEF, 2013), con unos costes socio-sanitarios que no son asumibles por ninguna sociedad contemporánea. La falta de actividad física mata a 3,2 millones de personas al año. Las enfermedades crónicas derivadas de la obesidad son múltiples: problemas cardiovasculares, hipertensión arterial, diabetes, síndrome metabólico, problemas articulares y locomotores, dislipidemias…
Los estudios advierten que “cada euro invertido en salud a través de la práctica de ejercicio físico para combatir el sedentarismo nos ahorra entre 5-15 € de costes sanitarios”. Según el estudio de la Universidad de Cambridge (2015), en España el 40% de la población lleva una vida sedentaria.
El Estudio THAO (2015), de prevención de la obesidad infantil, muestra que uno de cada tres niños/as de 3 a 12 años en España tiene sobrepeso, siendo la prevalencia más elevada en niños (35,4%) que en las niñas (30,7%). Estos datos sitúan a nuestro país como el 2º país europeo con mayores cifras de obesidad infantil, según el International Obesity Task Force (2011). Además, se prevé que para el 2050 tendremos, si no se cambia nada, un 70% de sobrepeso infantil.
Desde el Servicio de Actividad Física y Deportes de UNEATLANTICO queremos recordar la importancia del ejercicio físico y la alimentación saludable en los hábitos de vida de las personas y la prevención de la obesidad y el sobrepeso.
- El ejercicio físico aeróbico ayuda a mejorar la capacidad pulmonar. Y a tener un mayor consumo máximo de oxígeno, lo que permite una mayor capacidad física para realizar esfuerzos.
- Mejora la función cardiovascular, reduciendo así el riesgo de padecer enfermedades tales como la hipertensión arterial o el infarto de miocardio, disminuyendo así las tasas de mortalidad por enfermedades de este tipo.
- Reduce los niveles de colesterol en sangre, disminuyendo así los niveles de colesterol malo (LDL), y aumentando los niveles de colesterol bueno (HDL).
- Puede mejorar o reducir la existencia de anormalidades asociadas a la obesidad, como la sensibilidad a la insulina, la intolerancia a la glucosa o el perfil de lípidos en sangre.
- Disminuye el estrés y mejora el estado de ánimo.
- Aumenta la motivación y adherencia al nuevo estilo alimentario.
- Mayor satisfacción con imagen corporal.
- Mayor vitalidad y calidad de vida.
Referencias
- Estudio THAO (2015). Programa Thao-Salud Infantil.
- Estudio de la Universidad de Cambridge (2015).
- UNICEF (2013).
- OMS (2012). Comisión para acabar con la obesidad infantil.